Nuevo Libro de K. Neff "Fierce self-Compassion"

La autocompasión fiera y el protegernos del daño

El siguiente ensayo está adaptado del libro: Fierce Self-Compassion: Cómo las mujeres pueden aprovechar la amabilidad para hablar, reclamar su poder y prosperar. Por la Dra. Kristin Neff. Cofundadora del CMSC

La autocompasión tiene como objetivo aliviar el sufrimiento y, para hacerlo, a veces necesitamos protegernos: alzar la voz, decir no, marcar límites o hacer algo frente a la injusticia. La autocompasión tiene tres componentes centrales: bondad hacia uno mismo, humanidad compartida y mindfulness. La auto-bondad o auto-amabilidad implica tratarnos a nosotros mismos con el mismo cuidado y apoyo que le mostraríamos a un buen amigo. La humanidad compartida implica sentirse conectado con los demás en la experiencia del sufrimiento, recordando que todos somos imperfectos con vidas imperfectas. Y mindfulness (o atención plena) nos permite ser conscientes de nuestro sufrimiento con equilibrio y ecuanimidad. Cada elemento juega un papel importante en la autoprotección. Cuando luchamos para mantenernos a salvo, los tres elementos se manifiestan como una claridad valiente y empoderada.

 

La bondad, cuando tiene como objetivo prevenir el daño, más que gentil, es poderosa y valiente. Enfrentar el peligro requiere audacia y determinación, como cuando saltamos por una ventana para escapar de un edificio en llamas o nos sometemos a quimioterapia para combatir el cáncer.

La valentía también se requiere cuando necesitamos plantar cara a alguien que nos ha faltado al respeto o invade nuestra privacidad. Nos da el impulso de energía que necesitamos para decir no o marcar límites. La bondad también nos obliga a exigir un trato adecuado cuando se nos trata injustamente y nos impele a luchar contra la opresión. Esto puede tomar la forma de levantar la voz, participar en una manifestación, escribir artículos de opinión, ir a la huelga o acudir a las autoridades. La bondad activa y comprometida nos impulsa a tomar las medidas necesarias para protegernos a nosotros mismos y a nuestros prójimos del daño.

El sentido de la humanidad compartida inherente a la autocompasión es una fuente importante de empoderamiento colectivo. La verdad es que cada vez que nos protegemos, también protegemos a todos los demás. Estamos juntos con nuestros compañeros humanos sabiendo que no estamos solos. Hay fuerza en lo numeroso. Cuando olvidamos esto y nos sentimos aislados por miedo o vergüenza, pensamos que estamos indefensos. Llegamos a creer que no podemos cambiar nada porque el problema es mucho más grande que nosotros como individuos. Es difícil protegernos cuando nos sentimos solos. Desde un punto de vista evolutivo, nunca podríamos sobrevivir como individuos. Evolucionamos para vivir uno al lado del otro en grupos sociales, y una característica fundamental de la humanidad es nuestra capacidad para trabajar juntos. Recordar este hecho, y actuar en consecuencia, nos da poder.

Comprender la humanidad compartida nos ayuda a mantenernos fuertes cuando alguien cruza uno de nuestros límites, trata de discriminarnos o nos falta el respeto. Si alguien me insulta y me lo tomo como algo personal, podría sentirme debilitado o asustado. Cuando me siento amenazado y olvido que mi identidad es parte de un todo más grande porque me siento aislado de los demás, el peligro se sentirá mucho más abrumador. Pero si puedo recordar que tengo el mismo derecho al respeto que tienen todos los seres humanos, seré más capaz de defender nuestros derechos comunes como una cuestión de principio.

Mindfulness (o atención plena) cuando está al servicio de la protección nos ayuda a ver con claridad sin apartarnos de la verdad. A veces no queremos reconocer cuándo nos están haciendo daño. Si es nuestro cónyuge o nuestro jefe quien se pasa de la raya, puede ser más fácil reírse que gritarlo. Una parte de nosotros sabe que no estuvo bien, pero podemos engañarnos a nosotros mismos pensando que no es para tanto y así no tener que confrontar el hecho de que sí lo es. También significa que no tenemos que lidiar con posibles repercusiones. Esta tendencia a evitar el afrontamiento de los problemas es generalizada, porque es más fácil no hacerlo. Durante años, el acoso sexual se barrió debajo de la alfombra: "Oh, así son los hombres", porque las mujeres sentían que no tenían el poder de cambiar la situación. Continuamos evitando la verdad del calentamiento global y seguimos como si nuestro estilo de vida no tuviera que cambiar, porque es muy molesto darse cuenta de la catástrofe hacia la que se dirige nuestro planeta.

El mindfulness dirigido a la protección no proporciona tranquilidad, todo lo contrario. La atención plena arroja luz sobre lo que está causando daño y expone lo que se debe cambiar. Nos obliga a reconocer la verdad y hablar incluso cuando la verdad es incómoda, sin esconder la cabeza en la arena. No obstante, lo hace con equilibrio y perspectiva, con el entendimiento de que podemos estar equivocados en nuestros puntos de vista. Nos permite considerar toda la información relevante antes de actuar. No se resiste a los hechos desagradables ignorándolos, ni los exagera melodramáticamente. Ve las cosas como son. Ya sea levantando la voz o simplemente guardando un digno silencio, podemos usar una autocompasión fiera para protegernos del daño sin dejar de permanecer en apertura.

Sin embargo, la autocompasión fiera siempre debe equilibrarse con la compasión tierna, para que no se vuelva dañina y destructiva.

La compasión está enraizada en la conexión, pero cuando olvidamos esto y representamos como el "otro", a aquellos que suponen una amenaza, se crea una mentalidad destructiva de nosotros contra ellos. Lamentablemente, esto es lo que está sucediendo con la increíble polarización política en los Estados Unidos, que hace que sea casi imposible que nuestro gobierno funcione. Para que nuestra fiereza sea compasiva, debemos reconocer que, si bien necesitamos protegernos del daño, los que causan el daño siguen siendo humanos. La compasión tiene como objetivo el alivio del sufrimiento, por lo que el odio o la agresión no tienen cabida en el corazón compasivo. Como escribió el reverendo Martin Luther King Jr.: “El poder sin amor es imprudente y abusivo, y el amor sin poder es sentimental y anémico. El poder en su máxima expresión es amor que implementa las demandas de la justicia, y la justicia en su máxima expresión es poder que corrige todo lo que se opone al amor”.

La maestra de meditación zen Joan Halifax se refiere a esta postura fiera como el tener una “espalda fuerte y una frente suave”. Cuando mantenemos nuestras espaldas fuertes y erguidas sin ser hostiles, cuando encarnamos una claridad valiente y empoderada, podemos tomar medidas para protegernos del daño de la manera más efectiva.

Traducido del artículo de la dra. Neff para la web del Center for MSC: https://centerformsc.org/fierce-self-compassion-and-protection-from-harm/

 

Dr. Kristin Neff

La doctora Kristin Neff es Profesora Asociada de Psicología Educativa en la Universidad de Texas en Austin. Es ampliamente reconocida como una de las principales expertas del mundo en autocompasión, siendo la primera en definir y medir operativamente el constructo hace más de 15 años. Además de su investigación pionera sobre la autocompasión, cocreó el programa Mindful Self-Compassion (MSC) y cofundó el Center for Mindful Self-Compassion con su colega Chris Germer. Kristin escribió en 2011 un bestseller: Sé amable contigo mismo: El arte de la compasión hacia uno mismo. Es coautora de dos libros sobre MSC... Leer más

Luis Gregoris